marzo 15, 2017

Comentario - La superficie más honda (Emiliano Monge)


Tras seis meses de no andar por acá, si acaso alguien andaba con el pendiente, vuelvo a las andadas. Eso de hacer ciencia no deja mucho tiempo libre, parece. Aunque quizá sea más honesto decir "la inconstancia" y "total ausencia de disciplina", en su lugar. En ese tiempo una muy apreciada amiga me regaló un ejemplar nuevecito del libro de cuentos de Emiliano Monge, editado por Random House en enero de 2017 "La superficie más honda". Así que de eso hablaré brevemente.


"Acostumbrados como están a este ritual, los perros se detienen en donde Osmar deja su maleta y suelta sus correas. Ninguno lo acompaña hasta la parte más agreste, donde la hierba crece alta y salvaje."

El libro es un compendio de 11 cuentos, todos vinculados por la sensación de extrañeza (de ser un extraño que contempla la pieza que se desarrolla cuidadosamente) y por la violencia. La violencia pura, sin orden, sin lógica, sin motivo. De eso se trata este libro. A través de las 11 historias que se comparte el escritor nos permite ver una concepción de la sociedad moderna mutilada a través de su rabia y su sinsentido. Y es quizá por eso que a veces llegan las líneas como un poco chocantes, como injustificadas, salidas de ningún lugar por ningún motivo claro.

"Mis novias sólo le caían bien cuando eran mis exnovias, murmuró Madero y su voz sonó casi como un grito, sobresaltando al resto de hombres y mujeres que, al igual que él, esperaban que alguien viniera a informarles: el muy cabrón las empezaba a querer cuando yo no podía quererlas."



El autor nos convence de que es una normalidad todo aquello por lo que pasan sus personajes, y quizá eso sea lo más difícil de la literatura. Pero así es la violencia, de hecho, que es irracional y muchas de las veces no procede de los frutos de la pensada cólera de la mente, sino que explota con las entrañas. Así es este libro: visceral. Y ese es su mayor logro. Cumple.

"'¡Te estoy hablando, hijo de puta!, gritó la voz, y esta vez, en lugar de golpear a Hernández, el hombre alzó su rostro y blandiendo ante sus ojos varios paquetes de condones y una caja de viagra repitió: ¿vienes o no vienes a cogerte a nuestras niñas?"

En mi muy personalísima opinión, algunas de las historia se logran con gran maestría, como "La tempestad que llevan dentro" o "Gente en guarda" o "El instante indicado", donde los personajes, las atmósferas y las historias van pasando de manera tan natural y agradable que la socarrona violencia de sus acciones pasa inadvertida. No pasa la mismo con otras de las historias, que dejan una sensación, a mi gusto, de estar incompletas, abuzando, a mi parecer, de dejar en el lector terminar de darle contexto a lo que ocurre. No me quejo del juego que el autor trata de mantener con el lector, pero sí me quedó la sensación de que muchas de esas historias no terminaban de estar escritas, no definidas, mutiladas. Tal vez fuera la intensión de Emiliano, como una provocación, pero no termina de convencerme.

Lo bueno del asunto es que es apenas mi opinión, por lo que no hay mejor que leer el libro y llegar a una conclusión propia. El lenguaje es bueno, la lectura muy amena, y el sentido de narrativa de este joven escritor no pasa inadvertido, lo que recupera un poco ese choque con la impresión que me dejó sus lecturas. Lo que sí puedo decir es que en un futuro podré ver el nombre en un libro y sentir curiosidad por leerlo.

Postdata, el título del libro es dolorosamente bueno.


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